Luego de trabajos como
Quand on est amoureux c'est merveilleux (1999), un corto realmente intrigante y su opera prima
Calvaire, el realizador belga
Fabrice Du Welz se ha convertido en un personaje interesante a tener en cuenta en futuras películas. Había que esperar a su próximo titulo para observar un salto de calidad en cuanto a la importancia de una producción más compleja con respecto a su anterior film. Sin perder la esencia propia que había logrado,
Du Welz consigue un producto sellado por su estilo, arriesgado a su manera y audaz en su ejecución. Entendiendo que el cine de
Du Welz no es fácil de digerir, es ahí donde radica el verdadero valor de un director que se anima a mostrar su visión del cine, para nada placentera ni mucho menos redondo, entendiendo por esto que no se trata de entregar lo que la mayoría o el general del público espera. A partir de esta base sólida, totalmente valedera, puede complementar al film con demás apartados técnicos, las cuales se destacan ampliamente y resultan de un nivel excelente. Un director que constantemente se encuentra en la búsqueda de mayor calidad para cada plano, utilizando recursos de manera excelente, tales como la iluminación, la fotografía tan particular o la utilización de la cámara, justa en su intención de mostrarnos una situación desesperante de manera realista, dejando su marca en cada secuencia del film. Además de su excelente factura técnica, se puede observar una historia profunda, planteada de manera adulta y comprometida, ejecutada sobre un entorno natural verdaderamente impactante. La violencia en este caso no solo es física sino que nos muestra en gran parte la metamorfosis psicológica que acontece en las mentes de sus protagonistas, desbordados por una situación dramática en un entorno aun mas tenso y angustiante. Aquí el director vuelve a mostrarnos comportamientos humanos extremos, en donde la belleza radica a partir de la esencia básica que trasmite, en un lugar recóndito envuelto de situaciones límites, algo de lo que se había podido observar en su anterior trabajo. Una obra dramática bastante personal, alejada del cine más explicito y directo, quizás una falsa asociación que genero criticas tan diversas y sobre todo opuestas por quienes esperaron del film un producto diferente del que finalmente termino resultando. La historia arranca mostrando una reunión a beneficio en donde a partir de la emisión de un video grabado por una mujer encargada de trasmitir el material a esta gente, la pareja de protagonistas piensan que el niño que aparece de espaldas en el video puede llegar a ser su hijo, desaparecido en el ultimo tsunami. A partir de ese momento comienzan con la búsqueda de un personaje clandestino quien les ayudara a encontrar al niño según los reportes que le llegan desde varias islas de la zona, pensando en la posibilidad de que su hijo pudiera haber sido secuestrado por los habitantes de las islas. Una peligrosa travesía que tendrán que superar a través de los riesgosos lugares en donde intentaran por todos los medios dar con el paradero de su hijo desaparecido. Una propuesta arriesgada de un director que seguramente comenzara a generar diferentes opiniones por parte del público y la crítica especializada, entendiendo personalmente con esto que no se trata de un film complaciente, con un desarrollo y un final políticamente incorrecto, lo que seguro sorprenderá para bien o para mal a mas de uno.
TÍTULO: Vinyan
DIRECTOR: Fabrice Du Welz
GUION: Oliver Blackburn, Fabrice Du Welz, David Greig
AÑO: 2008
NACIONALIDAD: Francia, Bélgica, Reino Unido y Australia
3 comentarios:
¡Todavía debo ver Calvaire!
M
Si, tenes que verla. Bueno, esta vinyan tambien, a ver que te parecen.
Saludos!
A mi Vinyan no me gusto nada.
La vi en el festival de cine fantastico en Madrid y estuve a un tris de salirme da la sala.
Y lo que mas me fastidio fue que al principio si me estaba gustando.
Un saludete
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